Tras 20 añicos de programación veraniega ininterrumpida, Sal a Remolinos sigue reinvantándose. Comenzamos en la Iglesia, con Amankay y sus toques andinos que suenan a himnos celestes.
Y las demás actuaciones en el Pabellón, con llenazos memorables y un nivel medio muy alto. Mucho.
Y el Titirilata, nocturno en La Lata. Maravilloso.
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